Septiembre 27 de 2024
SALMOS 102:1-11
Señor, ¡oye mi oración!
¡Escucha mi ruego!
2 No te alejes de mí
en el tiempo de mi angustia.
Inclínate para escuchar
y no tardes en responderme cuando te llamo.
3 Pues mis días desaparecen como el humo,
y los huesos me arden como carbones al rojo vivo.
4 Tengo el corazón angustiado, marchito como la hierba,
y perdí el apetito.
5 Por mi gemir,
quedé reducido a piel y huesos.
6 Soy como un búho en el desierto,
como un búho pequeño en un lugar remoto y desolado.
7 Me acuesto y sigo despierto,
como un pájaro solitario en el tejado.
8 Mis enemigos se burlan de mí día tras día;
se mofan de mí y me maldicen.
9 Me alimento de cenizas;
las lágrimas corren por mis mejillas y se mezclan con
mi bebida,
10 a causa de tu enojo y de tu ira,
pues me levantaste y me echaste.
11 Mi vida pasa tan rápido como las sombras de la tarde;
voy marchitándome como hierba.
https://youtu.be/6RZwH5xjn7w?si=tYURsYk6fkSuz2np
Estimado lector:
Señor, oye
mi oración: Según su título, este salmo proviene de un afligido anónimo. El
salmista le ruega a Dios que oiga su oración, sabiendo que un
Dios bueno y compasivo no podría escuchar su súplica y aun así
ignorarla.
Los dos primeros versículos de este salmo están llenos de
frases que aluden a otros salmos (Van Gemeren cita siete de esas frases). “Pero
el salmista no es un compilador a sangre fría, tejiendo una red de viejos
hilos, sino un hombre que sufre… asegurando un cierto consuelo al reiterar
peticiones familiares”.
No te alejes de mí: La
aflicción en sí era bastante mala, pero se agravó más allá de toda medida por
la sensación de que Dios no veía ni le importaba. Cuando tenía la sensación de
que el favor y el rostro de Dios eran evidentes, podía soportar la aflicción.
Por mi gemir quedé
reducido a piel y huesos: En un estilo similar al de Job, el salmista describe
su agonía. Sus días pasaban como nada sin sentido. El dolor desde lo
más profundo de su cuerpo hacía que sus huesos se sintieran como si
estuvieran ardiendo. Le dolía el corazón y no tenía apetito.
Búho: “El salmista se
compara a sí mismo como un búho pájaro que se usa comúnmente como emblemas de
tristeza y miseria”.
Pájaro
solitario: “Pero esta palabra hebrea no solo significa pájaro solitario, sino
en general cualquier ave, como Levítico 14:4, Deuteronomio 14:11, Daniel 4:12,14,21. Y, por lo tanto, aquí puede diseñar uno o más tipos
de pájaros que solían sentarse solos, mirando y lamentándose en los tejados”.
Mis enemigos se burlan
de mí: La aflicción del salmista venía de algo más que mala salud;
tenía enemigos en su contra. Se le oponían con constante
desaprobación y rechazo. Ellos añadían un tono de burla y maldición.
Las burlas y los reproches de los hombres generalmente se
agregan a los castigos de Dios; o más bien, tal vez sean una parte, y a veces
la parte más amarga de ellos”.
Me alimento de cenizas:
La vida del salmista parecía ser un duelo constante. Las marcas del duelo
– cenizas y lágrimas le eran tan familiares como la comida
y la bebida.
A causa de tu enojo y
de tu ira: El duelo era aún más amargo debido a la sensación de que esta
aflicción venía como una especie de castigo de Dios.
Como la sombra, la
tarde: “Una ‘sombra’ nunca continúa en una sola estancia, sino que sigue
deslizándose imperceptiblemente, alargándose a medida que avanza y finalmente
desapareciendo en la oscuridad”
Aplicación,
Nuestra vida como cristianos, es un espejo de lo que
sucedía con los israelitas cuando comenzaban a rogarle al Señor que le mostrase
su rostro, explicando claramente una situación de pesadumbre y dolor ante la
pérdida de su gloria frente a los miles de enemigos que Israel tenía.
Esto era una especie de humillación profunda que los
enemigos se alzaran sobre el pueblo y le hicieran pasar aflicciones día y
noche, todo a causa de la rebeldía contra Señor.
Invite en oración a la presencia de Dios y pídale que su verdad le sean reveladas.
¿Señor qué me quieres decir hoy?
Permita que el Espíritu Santo le revele
Dios podría estar hablándole de Él
Dios podrá estar hablándole a usted. Reflexione en lo siguiente:
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”
Santiago 1:22 “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos”