Diciembre 11 de 2025
AMAR A DIOS Y A TU PRÓJIMO
MATEO 22:37-40
37 Jesús
contestó:
—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con
toda tu alma y con toda tu mente”.
38 Este
es el primer mandamiento y el más importante.
39 Hay un
segundo mandamiento que es igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti
mismo”.
40 Toda
la ley y las exigencias de los profetas se basan en estos dos mandamientos.
https://youtu.be/u91zU4OYTF8?si=onfkKAXQnEes9RnD
Estimado lector:
Al responder, Jesús reveló la esencia de toda la ley. No eligió un
mandamiento por encima de otro, sino que resumió el corazón de la voluntad de
Dios en dos principios: amar al Señor con todo el corazón, alma y mente, y amar
al prójimo como a uno mismo.
Amar a Dios implica entrega total: pensamientos, acciones, motivaciones
y decisiones alineadas con su voluntad. No es solo emoción, sino un compromiso
profundo que reconoce a Dios como prioridad absoluta.
La frase amar al prójimo como a uno mismo no invita al amor egoísta, ni
exige primero amarse para luego amar a los demás. Significa que, así como cada
persona procura su bienestar, protección, provisión y consuelo, debe procurar
lo mismo para los demás. El amor verdadero se expresa en acciones concretas:
cuidado, perdón, misericordia, respeto y servicio.
Toda la ley dada a través de Moisés, resumida en los diez mandamientos,
queda contenida en estos dos mandatos. Jesús no anuló la ley; la llevó a su
significado más profundo: todo empieza y termina en el amor.
Cuando la vida de Dios habita en una persona, ese amor se hace visible.
No se queda en palabras ni en religión, sino que se convierte en una evidencia
viva de fe transformada.
Invite en oración a la presencia de Dios y pídale que su verdad le sean reveladas.
¿Señor qué me quieres decir hoy?
Permita que el Espíritu Santo le revele
Dios podría estar hablándole de Él
Dios podrá estar hablándole a usted. Reflexione en lo siguiente:
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”
Santiago 1:22 “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos”