DIOS ES FIEL SIEMPRE.

Josué 22:7-9

⁷ A la media tribu de Manasés, Moisés le había dado la tierra de Basán, al oriente del río Jordán. (A la otra mitad de la tribu se le entregó tierra al occidente del Jordán). Cuando Josué los bendijo y los despidió, 

⁸ les dijo: «Vuelvan a sus hogares con toda la riqueza que tomaron de sus enemigos: las numerosas manadas de animales, la plata, el oro, el bronce y el hierro, y la enorme cantidad de ropa. Compartan el botín con sus parientes».

⁹ Entonces los hombres de Rubén, de Gad y de la media tribu de Manasés dejaron al resto del pueblo de Israel en Silo, en la tierra de Canaán. Emprendieron el viaje de regreso a su propia tierra de Galaad, el territorio que les pertenecía de acuerdo con el mandato que el Señor había dado por medio de Moisés.

Estimado lector

Estos son los reflejos de la culminación de la etapa de conquista del pueblo de Israel. Ya se había repartido las tierras entre todas las tribus de Israel, ahora celebraban la victoria que Dios le había dado.

Los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manases, habían rechazado la tierra prometida de Canaán. Ellos le pidieron a Moisés que les dejara tomar las tierras de Galaad, tierra que a los ojos naturales eran fructíferas y ganaderas. Estas estaban al otro lado del río Jordán.

Aunque Josué les dio la oportunidad de recapacitar y tomar las tierras en Canaán, que era el plan de Dios para que estuvieran juntos, ellos decidieron separarse. Aun cuando sabían que tendrían la dificultad para congregarse en el tabernáculo que se había construido en Silo, y que los dividía el río Jordán. Esta decisión les dio grandes problemas más adelante.

Estas tribus tenían un ejército de 40.000 hombres, de los más fuertes y numerosos de Israel. Ellos habían hecho un acuerdo con Moisés para tomar la tierra de Galaad que consistió en que tendrían que acompañar a sus hermanos en las guerras hasta que conquistaran las tierras de Canaán, y Dios recompensó su obediencia. Por eso, Josué les entregó grandes riquezas, ganado, oro y plata. Esto demuestra que la obediencia a Dios trae victoria y bendición.

Dios siempre permanece fiel, aunque nosotros seamos infieles.

¿Qué te dice Dios?

¿Qué vas a hacer?      ¿Cómo lo vas a aplicar hoy?   ¿En qué área? 

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