Noviembre 08 de 2025
LA ATENCIÓN GENERA CONOCIMIENTO
MATEO 19:23-26
23 Entonces Jesús dijo a sus
discípulos: «Les digo la verdad, es muy difícil que una persona rica entre
en el reino del cielo.
24 Lo repito: es más fácil que un
camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios».
25 Los discípulos quedaron atónitos.
—Entonces, ¿quién podrá ser salvo? —preguntaron.
26 Jesús los miró y les dijo:
—Humanamente hablando es imposible, pero para Dios todo es
posible.
https://youtu.be/XMtCVahYbt0?si=oUPjymn9QkVOiOy-
Estimado lector:
En este pasaje se continúa observando la constante
enseñanza del Señor Jesús, quien instruía de manera permanente a sus
discípulos. Su mensaje siempre fue claro y directo, revelando la verdad, aunque
algunos mostraran incredulidad. Jesús señalaba los apegos del ser humano hacia
aquello que se corrompe, apegos que se convierten en piedra de tropiezo para
alcanzar el Reino de Dios.
El Señor sigue hablando por distintos medios —la oración,
la Palabra, las prédicas—, pero con frecuencia la humanidad se muestra necia,
actuando como si no escuchara ni viera, y esperando una respuesta distinta a la
que ya ha sido dada. Jesús insistió en la dificultad que enfrenta aquel que
deposita su confianza en las riquezas para entrar en la presencia de Dios,
recordando que el apego a las posesiones terrenales puede nublar la fe.
Tanto en la sociedad de la época de Jesús como en la
actual, persiste la idea de que la influencia o el poder económico garantizan
el favor divino. Sin embargo, la Escritura aclara en Efesios 2:9 que “no es por
obras, para que nadie se gloríe”. No se trata de una condena hacia la riqueza
en sí misma, pues la Biblia presenta ejemplos de personas prósperas que
alcanzaron el Reino, sino de una advertencia contra el corazón que pone su
esperanza en lo material.
Ante la afirmación de Jesús de que para Dios no hay
imposibles, surge una reflexión profunda: ¿Podrá el ser humano, al decidir
recorrer la milla extra en obediencia y fe, alcanzar aquello que
parece imposible?
Invite en oración a la presencia de Dios y pídale que su verdad le sean reveladas.
¿Señor qué me quieres decir hoy?
Permita que el Espíritu Santo le revele
Dios podría estar hablándole de Él
Dios podrá estar hablándole a usted. Reflexione en lo siguiente:
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”
Santiago 1:22 “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos”