Octubre 06 de 2025
LA FE NO ES COMO LAS OLAS DEL MAR
MATEO 14:28-33
28 Entonces Pedro lo llamó:
—Señor, si realmente eres tú, ordéname que vaya hacia ti
caminando sobre el agua.
29 —Sí, ven—dijo Jesús.
Entonces Pedro se bajó por el costado de la barca y caminó
sobre el agua hacia Jesús,
30 pero cuando vio el fuerte viento y las olas, se aterrorizó y
comenzó a hundirse.
—¡Sálvame, Señor!—gritó.
31 De inmediato, Jesús extendió la
mano y lo agarró.
—Tienes tan poca fe—le dijo Jesús—. ¿Por qué dudaste de
mí?
32 Cuando subieron de nuevo a la
barca, el viento se detuvo.
33 Entonces los discípulos lo
adoraron. «¡De verdad eres el Hijo de Dios!», exclamaron.
https://youtu.be/KSQ3x1yNUFQ?si=C7YSuiqkfe2jJ6BT
Estimado lector:
En la relación con Cristo pueden surgir desavenencias
internas que debilitan la vida espiritual. Con frecuencia, lo primero que se
descuida es la comunión con el Espíritu Santo; cuando se permite que el enemigo
zarandee la fe, surgen dudas e inseguridades. Así ocurrió con Pedro, quien, al
ver acercarse al Señor caminando sobre las aguas, pidió confirmación de su
presencia antes de salir de la barca.
El amor de Cristo es tan grande que ofrece nuevas
oportunidades. Con una sola palabra —“Ven”— devolvió a su discípulo la
confianza para acercarse. Sin embargo, este episodio revela que, aun al buscar
la comunión con el Señor, existe el riesgo de desviar la mirada hacia el
entorno y las circunstancias. Al perder el enfoque, las dudas regresan y se
hace necesario clamar otra vez a Dios.
En tales situaciones, la atención se dispersa y la fe
flaquea. No obstante, la mano de Cristo permanece extendida para sostener y
rescatar. Él levanta al creyente para que vuelva a flote, reafirmando su
presencia y trayendo paz al corazón. Reconocer que Jesús es verdaderamente el
Hijo de Dios renueva la confianza y fortalece la esperanza.
¿Qué nuevas dimensiones de su amor y poder pueden
experimentarse cuando se mantiene la mirada fija en Cristo, aun en medio de las
dudas? Este relato invita a seguir profundizando cada día en la Palabra,
complementando lo recibido hoy con la certeza de que mañana habrá más
revelación y entendimiento.
Invite en oración a la presencia de Dios y pídale que su verdad le sean reveladas.
¿Señor qué me quieres decir hoy?
Permita que el Espíritu Santo le revele
Dios podría estar hablándole de Él
Dios podrá estar hablándole a usted. Reflexione en lo siguiente:
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”
Santiago 1:22 “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos”