Febrero 06 de 2024
LA SANIDAD DEL ALMA
SALMOS 41:1-9
Para el director del coro: salmo de David.
1 ¡Qué
alegría hay para los que tratan bien a los pobres!
El Señor los rescata
cuando están en apuros.
2 El Señor los protege
y los
mantiene con vida;
los prospera en la tierra
y los
rescata de sus enemigos.
3 El Señor los atiende cuando están enfermos
y les
devuelve la salud.
4 «Oh Señor, ten misericordia de
mí—pedí en oración—,
sáname,
porque contra ti he pecado».
5 Pero
mis enemigos solo hablan mal de mí.
Preguntan:
«¿Falta mucho para que se muera y pase al olvido?».
6 Me
visitan como si fueran mis amigos,
pero,
mientras tanto, juntan chismes
y,
cuando se van, los divulgan a los cuatro vientos.
7 Los
que me odian susurran cosas acerca de mí
y se
imaginan lo peor.
8 «Tiene
alguna enfermedad fatal—dicen—.
¡Jamás
se levantará de la cama!».
9 Hasta
mi mejor amigo, en quien tenía plena confianza,
quien
compartía mi comida, se ha puesto en mi contra.
https://youtu.be/-FfAIGEYNXw?si=XmR6z7D5ARdysOx1
Estimado lector:
En este pasaje, la palabra traducida como
"pobre", aunque puede incluir la pobreza económica, tiene la idea de
alguien débil o indefenso. David describe las bendiciones que reciben el hombre
o la mujer justos por su generosidad hacia el pobre.
El pecado es como una enfermedad en el pecador y es
ofensivo a Dios. David sabía eso, y aunque había hecho mucho bien, era
consciente de que sus buenas obras no borraban sus pecados. Él comprendía que
sus pecados estaban dirigidos contra Dios y que lo convertían en una persona
enferma o herida que necesitaba sanar su alma. Su cuerpo estaba enfermo, pero
lo más grave era su enfermedad del alma.
El salmista describe a los amigos traidores y señala que
su marca era la falsa piedad, el chisme y la murmuración. El Espíritu Santo,
que las dictaba, miró más allá en ellas, en Cristo y Judas: "El que mete
la mano conmigo en el plato es el que me va a traicionar", respondió Jesús
(Mateo 26:23).
Nada debería ser más angustiante para el verdadero
creyente que el temor de no agradar a Dios y el pecado en su corazón. El pecado
es la enfermedad del alma, pero el arrepentimiento, la misericordia de Dios,
creer en Jesús y renovar la gracia lo curan, y para esta sanidad espiritual se
debe ser más sincero que para la salud corporal.
Invite en oración a la presencia de Dios y pídale que su verdad le sean reveladas.
¿Señor qué me quieres decir hoy?
Permita que el Espíritu Santo le revele
Dios podría estar hablándole de Él
Dios podrá estar hablándole a usted. Reflexione en lo siguiente:
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”
Santiago 1:22 “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos”