Octubre 10 de 2025
LO QUE MAL HABLAMOS CONTAMINA EL CORAZÓN
MATEO 15:21-28
La fe de una mujer gentil
21 Luego
Jesús salió de Galilea y se dirigió al norte, a la región de Tiro y
Sidón.
22 Una
mujer de los gentiles, que vivía allí, se le acercó y le rogó: «¡Ten
misericordia de mí, oh Señor, Hijo de David! Pues mi hija está poseída por un
demonio que la atormenta terriblemente».
23 Pero
Jesús no le contestó ni una palabra. Entonces sus discípulos le pidieron que la
despidiera. «Dile que se vaya—dijeron—. Nos está molestando con sus súplicas».
24 Entonces
Jesús le dijo a la mujer:
—Fui enviado para ayudar solamente a las ovejas perdidas de
Dios, el pueblo de Israel.
25 Ella
se acercó y lo adoró, y le rogó una vez más:
—¡Señor, ayúdame!
26 Jesús
le respondió:
—No está bien tomar la comida de los hijos y arrojársela a
los perros.
27 —Es
verdad, Señor—respondió la mujer—, pero hasta a los perros se les permite comer
las sobras que caen bajo la mesa de sus amos.
28 —Apreciada
mujer—le dijo Jesús—, tu fe es grande. Se te concede lo que pides.
Y al instante la hija se sanó.
https://youtu.be/DcxJtU4HBbk?si=wRfkWxHnGjgkQvHu
Estimado lector:
Tiro y Sidón eran ciudades gentiles situadas a unos 80 kilómetros de
distancia. Jesús recorrió ese camino para atender la necesidad de una mujer
cananea, manifestando un amor que trascendía toda barrera cultural y religiosa.
Este encuentro refleja el alcance universal de su compasión.
La mujer intercedió por su hija, convirtiendo la necesidad ajena en una
súplica ferviente. Su insistencia fue una demostración de fe madura y
perseverante. Aunque en un primer momento no recibió respuesta, el aparente
silencio de Jesús no implicaba rechazo, sino una oportunidad para que la fe se
fortaleciera y se revelara con mayor pureza.
Su perseverancia mostró que la verdadera fe no se detiene ante la demora
ni ante la ausencia de señales visibles. La respuesta final de Jesús confirmó
el valor espiritual de su actitud: “Grande es tu fe”. Esta afirmación, única en
los evangelios, resalta la profundidad de una confianza que no depende de
circunstancias favorables, sino del reconocimiento de la autoridad y
misericordia de Cristo.
Este relato pone de manifiesto que la fe auténtica trasciende los
límites de la procedencia o la condición humana. Es la fe que se mantiene firme
aun cuando el silencio parece prolongarse, la que espera con esperanza y se
apoya únicamente en la fidelidad divina.
La grandeza de esta fe no radica en la intensidad del deseo, sino en la
certeza de que Dios obra incluso en medio del aparente silencio.
Invite en oración a la presencia de Dios y pídale que su verdad le sean reveladas.
¿Señor qué me quieres decir hoy?
Permita que el Espíritu Santo le revele
Dios podría estar hablándole de Él
Dios podrá estar hablándole a usted. Reflexione en lo siguiente:
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”
Santiago 1:22 “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos”