NO NECESITAMOS OTRO ADORNO

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1 Corintios 11:11-17

11 Sin embargo, entre el pueblo del Señor, las mujeres no son independientes de los hombres, y los hombres no son independientes de las mujeres. 

12 Pues, aunque la primera mujer provino de un hombre, todos los demás hombres nacieron de una mujer, y todo proviene de Dios.

13 Juzguen por sí mismos: ¿Es correcto que una mujer ore a Dios en público sin cubrirse la cabeza? 

14 ¿No es obvio que es vergonzoso que un hombre tenga el cabello largo? 

15 ¿Acaso el cabello largo no es el orgullo y la alegría de la mujer? Pues se le dio para que se cubra. 

16 Pero si alguien quiere discutir este tema, simplemente digo que no tenemos otra costumbre más que esa, y tampoco la tienen las demás iglesias de Dios.

Orden en la Cena del Señor

17 En las siguientes instrucciones, no puedo elogiarlos. Pues parece que hacen más daño que bien cuando se juntan.

Estimado lector,

Pablo siempre fue muy enfático al exponer los argumentos del liderazgo masculino en la iglesia. Aunque sería incorrecto considerarlo como la única dinámica de trabajo, ya que entre hombres y mujeres se necesitan mutuamente.

El apóstol resaltó el compañerismo esencial y que, si bien está la subordinación, esta producirá que el compañerismo sea más fructífero y amoroso para ambos.

Por otro lado, detrás del simbolismo de llevar el velo que expone el apóstol, está el reconocimiento de la necesidad humana de acatar la autoridad divina, siempre y cuando la humanidad quiera recuperar lo que ha perdido en el Edén (Génesis 1:28). La verdadera autoridad viene de la mutua subordinación, y tanto los hombres como las mujeres, esposos y esposas, están llamados a comprenderlo (Efesios 5:21).

Pablo no enjuició el largo del pelo en este pasaje, sino el pelo considerado como un adorno. Bajo la verdad bíblica de que el ser humano refleja directamente la gloria de Dios (1 Corintios 11:7) no necesita de otro adorno para “cubrirse”, salvo Jesucristo.

La buena apariencia y el liderazgo del creyente están bien, pero la excesiva vanidad y la demasiada preocupación por lo externo, así como el no sujetarse a las autoridades establecidas por Dios, contradicen la verdadera esencia del cristiano, porque vuelcan la atención sobre ellos mismos y no sobre Cristo; terminan por convertir su imagen, su cuerpo y su ego en sus “ídolos”, desenfocándose del verdadero propósito por el que han sido creados.

¿Qué te dice Dios en este día?

¿Cómo lo vas a aplicar hoy?

¿En qué área específica de tu vida?

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