NO PERMITAS QUE LA SAL PIERDA SU SABOR

Octubre 07 de 2025

La iglesia no cierra. Ahora más unidos, más cerca.

NO PERMITAS QUE LA SAL PIERDA SU SABOR

 

MATEO 14:34-36

34 Después de cruzar el lago, arribaron a Genesaret. 

35 Cuando la gente reconoció a Jesús, la noticia de su llegada corrió rápidamente por toda la región, y pronto la gente llevó a todos los enfermos para que fueran sanados. 

36 Le suplicaban que permitiera a los enfermos tocar al menos el fleco de su túnica, y todos los que tocaban a Jesús eran sanados.

 

https://youtu.be/MopSE2Dza-k?si=KoXMeagWrOXbsxfU

 

Estimado lector:

Cuando un creyente atraviesa tormentas y dirige su mirada hacia Cristo, suele experimentar calma aún en medio de la dificultad. Al intensificar la relación con el Señor, es conducido a un escenario comparable a un jardín abundante, lleno de flores y hierbas, símbolo de la provisión divina. Sin embargo, esta experiencia requiere evitar las distracciones que surgen de los múltiples compromisos adquiridos al recibir a Cristo y caminar en su camino.

Al descuidar las instrucciones dadas por el Señor, se pierde “el sabor” de la sal que Él ha otorgado para cumplir eficazmente la tarea encomendada. Por el contrario, al perseverar cada día en lo que Dios demanda, esa práctica se transforma en un ejercicio constante que fortalece la fe y mantiene viva la obediencia.

Activar diariamente la autoridad recibida de parte de Dios permite cumplir su propósito con fidelidad. Así, la “sal” no pierde su sabor y el mandato divino se desarrolla en plenitud. Esta disciplina cotidiana no solo preserva la identidad del creyente, sino que también refleja el carácter de Cristo en cada acción.

¿Qué nuevas dimensiones de su abundancia y de su propósito se pueden descubrir al mantener viva esta práctica diaria? Este pasaje invita a avanzar con determinación, a escuchar cada día más de su voz y a experimentar cómo la obediencia sostenida abre camino a una comunión más profunda y a una provisión cada vez mayor.

 

4 pasos que te ayudarán a tener un tiempo con Dios.


Invite en oración a la presencia de Dios y pídale que su verdad le sean reveladas.

  1. Lea despacio
  2. Lea en voz alta
  3. Mientras esté leyendo pregúntele a Dios:

¿Señor qué me quieres decir hoy?
Permita que el Espíritu Santo le revele


Dios podría estar hablándole de Él

  1. ¿Quién es Él?
  2. ¿Cuáles son sus características?
  3. ¿Qué hará?

Dios podrá estar hablándole a usted. Reflexione en lo siguiente:

  • P ¿Será un PECADO que debo confesar?
  • A ¿Será una ACTITUD que debo adoptar?
  • M ¿Será un MANDAMIENTO que debo obedecer?
  • P ¿Será una PROMESA que debo reclamar?
  • E ¿Será un EJEMPLO que debo seguir o evitar?

Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.

  1. Pida PERDÓN: Confiese su pecado, arrepiéntase y reciba el perdón de Dios
  2. De GRACIAS: Agradezca a Dios por sus muchas bendiciones y promesas
  3. Por FAVOR: Ore por sus necesidades y las de otros; salvación, sanidad, protección
  4. Finalice diciendo TE AMO. Termine este tiempo en adoración y alabanza

Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.

  1. ¿Qué le habló Dios?
  2. ¿Cómo esto cambiará sus perspectivas?
  3. ¿Cómo aplicará esto en su vida diaria?

Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”

Santiago 1:22 “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos”

DEVOCIONALES