Diciembre 13 de 2024
UN LLAMADO PARA
ALABAR A DIOS
SALMOS 117: 1-2
Alaben al Señor, todas ustedes, las naciones.
Todos los pueblos de la tierra, alábenlo.
2 Pues su amor inagotable por nosotros es poderoso;
la fidelidad del Señor permanece para
siempre.
¡Alabado sea
el Señor!
https://youtu.be/GoynWuL6Kqc?si=xb3_9teOvioxtBV4
Estimado
lector:
Aunque algunos
sugieren que "todos los pueblos de la tierra" podría referirse
únicamente al pueblo judío, la cita de Pablo en Romanos 15:11 sobre el Salmo
117:1 respalda la idea de que este es un llamado universal a las naciones.
Este llamado
convierte al Salmo 117 en un poderoso salmo misionero. Charles Spurgeon lo
expresó de forma contundente: “¿Estamos haciendo todo lo que podemos para
incentivar a las naciones a la alabanza? No pueden alabar a Aquel a quien no
conocen. Es mera hipocresía pedirles que lo hagan si no hemos intentado
difundir, con nuestras palabras o nuestras acciones, la misericordia y la
verdad reveladas en Jesús, nuestro Señor”.
Entre las
razones para adorar a Dios, el salmo menciona Su gran fidelidad, una promesa
que se mantiene "para siempre". La brevedad de este salmo demuestra
que no siempre es necesario ser extenso para expresar lo suficiente en la
alabanza al Señor.
Dios merece ser
alabado no solo por Su amor leal, sino también por Su fidelidad inmutable. Su
verdad eterna garantiza que Su amor y bondad no cambiarán. Al alabar Su
misericordia y verdad de manera conjunta, se destaca la transición de la ley
dada por Moisés a la gracia y la verdad reveladas en Jesucristo, como se
afirma en Juan 1:17.
Invite en oración a la presencia de Dios y pídale que su verdad le sean reveladas.
¿Señor qué me quieres decir hoy?
Permita que el Espíritu Santo le revele
Dios podría estar hablándole de Él
Dios podrá estar hablándole a usted. Reflexione en lo siguiente:
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”
Santiago 1:22 “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos”