Noviembre 05 de 2024
CALMA EN LA TEMPESTAD.
SALMOS 107:23-32
23 Algunos
se hicieron a la mar en barcos
y surcaron las rutas comerciales del mundo.
24 También observaron el poder del Señor en
acción,
sus impresionantes obras en los mares más profundos.
25 Él habló, y se desataron los vientos
que agitaron las olas.
26 Los barcos fueron lanzados hacia los cielos
y cayeron nuevamente a las profundidades;
los marineros se acobardaron de terror.
27 Se tambaleaban y daban tumbos como borrachos;
no sabían qué más hacer.
28 «¡Socorro, Señor!», clamaron en medio de su
dificultad,
y él los salvó de su aflicción.
29 Calmó la tormenta hasta convertirla en un susurro
y aquietó las olas.
30 ¡Qué bendición fue esa quietud
cuando los llevaba al puerto sanos y salvos!
31 Que alaben al Señor por su gran amor
y por las obras maravillosas que ha hecho a favor de
ellos.
32 Que lo exalten públicamente delante de la
congregación
y ante los líderes del pueblo.
https://youtu.be/aG8Oe1KMOu0?si=bNK0-G8kVRfrgvgv
Estimado Lector,
Cuando Dios reunió a Su pueblo (versículos 2-3), estos
debieron regresar a la Tierra Prometida desde diversas direcciones; algunos
incluso llegaron por mar, en barcos. El salmista describe cómo, en alta mar,
los cautivos que retornan contemplan la grandeza de Dios. En este ejemplo de
crisis, no se habla de culpa, sino de la pequeñez del ser humano. La tormenta
ilustra cuán limitado es el ser humano y cómo solo bajo el cuidado de Dios
puede encontrar seguridad.
El creyente no puede dejar de reflexionar sobre esto: todos
estamos embarcados en un mismo barco; todos navegamos en un mar agitado; todos
enfrentamos tormentas que a menudo nos superan; y todos debemos contemplar y
buscar un puerto de refugio. Dios hace lo que solo Él puede hacer: calmar el
mar tempestuoso con Su mandato. Esto nos recuerda lo que hizo Jesús al calmar
el tormentoso mar de Galilea con su palabra y voluntad.
El salmista anima a todos los hombres a dar gracias a Dios
por su liberación. Invita al pueblo de Dios a exaltarlo en la congregación y a
alabarlo entre su pueblo. Por lo tanto, los hijos de Dios no deben avergonzarse
ni temer hablar de las maravillas que Él ha hecho en sus vidas.
Invite en oración a la presencia de Dios y pídale que su verdad le sean reveladas.
¿Señor qué me quieres decir hoy?
Permita que el Espíritu Santo le revele
Dios podría estar hablándole de Él
Dios podrá estar hablándole a usted. Reflexione en lo siguiente:
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”
Santiago 1:22 “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos”