Marzo 05 de 2025
TUS
MANDAMIENTOS ME DAN ENTENDIMIENTO
Salmo 119: 97-104 NTV
Mem
97 ¡Oh, cuánto amo tus
enseñanzas!
Pienso en ellas todo el día.
98 Tus mandatos me hacen más sabio que mis enemigos,
pues me guían constantemente.
99 Así es, tengo mejor percepción que mis maestros,
porque siempre pienso en tus leyes.
100 Hasta soy más sabio que los ancianos,
porque he obedecido tus mandamientos.
101 Me negué a andar por cualquier mal camino,
a fin de permanecer obediente a tu palabra.
102 No me he apartado de tus ordenanzas,
porque me has enseñado bien.
103 ¡Qué dulces son a mi paladar tus palabras!
Son más dulces que la miel.
104 Tus mandamientos me dan entendimiento;
¡con razón detesto cada camino falso de la vida!
https://youtu.be/ydhtsmliqDk?si=c48KoISL1BPSW8gK
Estimado
Lector:
En
este salmo, el escritor ya ha expresado su amor por la Palabra de Dios en dos
ocasiones anteriores (versículos 47-48). Sin embargo, en este pasaje, sus
palabras reflejan una pasión aún más profunda. Su devoción ha dado lugar a una
relación de amor genuino entre él y la Palabra de Dios.
Un
creyente superficial puede leer, comprender e incluso obedecer externamente la
Palabra de Dios. Pero solo aquel que es verdaderamente espiritual la ama y
reconoce que no puede vivir sin ella. Para unos, puede ser una simple
obligación que satisface la conciencia; para otros, es alimento, medicina, luz
y consuelo. La Palabra de Dios es vida.
El
amor por la Palabra de Dios puede crecer y fortalecerse. No es algo que se
imponga, pero sí se puede cultivar. Para ello, es necesario dedicarle tiempo,
meditar en ella constantemente ("Todo el día es ella mi meditación"),
prestarle verdadera atención, honrarla con obediencia y valorarla por el bien
que ha traído. También es importante hablar de ella con gratitud y depender de
su guía en todo momento.
Cuando
realmente se ama a alguien, no se desea cambiarlo. De la misma manera, la
Biblia no debe someterse al juicio humano, sino que la mente debe someterse a
la Biblia. La actitud correcta es declarar: "Oh, cuánto amo tu ley",
en todas sus doctrinas, preceptos, promesas, ordenanzas, advertencias y
exhortaciones.
Invite en oración a la presencia de Dios y pídale que su verdad le sean reveladas.
¿Señor qué me quieres decir hoy?
Permita que el Espíritu Santo le revele
Dios podría estar hablándole de Él
Dios podrá estar hablándole a usted. Reflexione en lo siguiente:
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”
Santiago 1:22 “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos”