Mayo 15 de 2024
UNA GRAN
VICTORIA
2 SAMUEL
2:29-31 (SALMO 18)
29 Durante toda esa noche Abner y sus
hombres retrocedieron por el valle del Jordán. Cruzaron el río Jordán y
viajaron toda la mañana sin detenerse hasta llegar a Mahanaim.
30 Mientras tanto, Joab y sus hombres
también regresaron a casa. Cuando Joab contó sus bajas, descubrió que solo
faltaban diecinueve hombres, además de Asael. 31 Pero
murieron trescientos sesenta hombres de Abner, todos de la tribu de
Benjamín. 32 Joab y sus hombres llevaron el cuerpo
de Asael a Belén y lo enterraron en la tumba de su padre. Luego viajaron toda
la noche y llegaron a Hebrón al amanecer.
https://youtu.be/Ii9zVawKhJc?si=4mvwXThXTE-N4dxH
Estimado
lector:
En 2 Samuel
2:17, Abner y los hombres de Israel sufrieron una grave derrota frente a los
siervos de David, perdiendo 360 hombres, mientras que el ejército de David solo
perdió 20. Esta diferencia resaltaba la debilidad del ejército de Is-boset y la
fortaleza de David.
La decisión de Joab de aceptar la petición de Abner de cesar el fuego en la batalla de Helcat-hazurim resultó en un alto al fuego temporal, pero en realidad solo exacerbó las tensiones y prolongó la guerra. Esto ilustra la imposibilidad de reconciliar al legítimo rey David con el pretendiente al trono Is-boset.
El Salmo 18
refleja la gratitud de David hacia Dios por rescatarlo de sus enemigos,
incluido Saúl. David reconoció la soberanía de Dios en su vida y le agradeció
por su liberación.
La lucha
interna entre el rey Jesús y el rey Yo dentro de nosotros causa una guerra
larga y amarga. Muchos cristianos enfrentan una guerra civil en sus vidas,
donde la carne (representando el reino del Yo) lucha contra el Espíritu
(representando el reino de David). Esta lucha por mantener el control y
preservar los propios deseos genera un conflicto interno.
La
verdadera victoria radica en rendirse y someterse al reinado de Jesús, en lugar
de aferrarse al ego y sus deseos. Solo al crucificar el Yo y permitir que
Cristo reine en nuestras vidas podemos encontrar paz y
victoria espiritual.
Invite en oración a la presencia de Dios y pídale que su verdad le sean reveladas.
¿Señor qué me quieres decir hoy?
Permita que el Espíritu Santo le revele
Dios podría estar hablándole de Él
Dios podrá estar hablándole a usted. Reflexione en lo siguiente:
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Ahora que ha permitido que Dios le hablara, hable con Él en oración.
Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”
Santiago 1:22 “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos”